Los entrenamientos en psicoterapia están basados en diferentes perspectivas o enfoques que, como psicoterapeutas, nos brindan diversas formas de comprender al ser humano y su comportamiento.
Los entrenamientos en psicoterapia están basados en diferentes perspectivas o enfoques que, como psicoterapeutas, nos brindan diversas formas de comprender al ser humano y su comportamiento, y, por lo tanto, la metodología para construir las soluciones a la dificultad o reto que se presentan en la vida y que requieren de una asistencia especializada.
Algunos de estos enfoques son el enfoque cognitivo conductual, gestalt, psicodinámico y el sistémico. Cada uno de estos enfoques tiene una teoría y principios que conducen al psicoterapeuta en su práctica clínica, si bien el psicoterapeuta puede nutrirse de varios enfoques para dar psicoterapia, será fundamental que exista una armonía entre estos para no provocar confusión en la persona que nos está consultando.
En razón a lo antes expuesto, las intervenciones y técnicas que él o la psicoterapeuta emplea durante una psicoterapia no sólo están relacionadas a la situación del consultante, sino también al enfoque que maneja. Con estos dos elementos y en conjunto con la persona que nos consulta, construimos las “resoluciones”.
La psicoterapia sistémica o la psicoterapia con enfoque sistémico
Esta perspectiva está basada en la Teoría General de los Sistemas, la cual plantea que un sistema es un conjunto de objetos que están relacionados entre sí y con los atributos de cada uno de estos. Dentro del sistema, hay un intercambio de información, una interacción, y en el caso de los sistemas vivos, hay un intercambio de información hacia otros sistemas.
Aplicada a la psicología, los objetos serían los humanos individuales y los atributos pueden ser sus conductas comunicacionales (entre otros), los cuales interactúan entre sí, creando una relación e identidad propia como sistema. Es decir, un sistema es un conjunto de personas que se relacionan e interactúan, conformando relaciones con identidades propias. Por ejemplo, una pareja, una familia, una escuela, una comunidad, cada grupo que conocemos en el que sus miembros tienen una relación e interacción constante, es un sistema.
Al interior del sistema, cada miembro (persona) de la relación emite una información (comunica) la cual es respondida por otro miembro, que, a su vez, tendrá una nueva respuesta, generando una cadena de respuestas que conforman un patrón o una característica propia de esa relación. De tal forma que, por ejemplo, cada familia tiene una forma peculiar de relacionarse y comunicarse que quizás se parezca a otra familia, pero que nunca será idéntica, ya que quienes conforman la relación son personas únicas emitiendo sus propias formas de relacionarse.
La interacción que resulta de cada uno de las y los miembros es el tercer elemento que para una mirada sistémica resulta fundamental a la hora de brindar psicoterapia, pues no es lo mismo una interacción con elementos de armonía, confianza y afecto, a una interacción con elementos de descalificación, críticas y de vez en cuando actos amorosos. En psicoterapia sistémica, el todo es más que la suma de las partes, no vemos a un conjunto de personas, vemos cómo se relacionan, interactúan y se comunican entre sí.
El estudio de las interacciones que se dan entre las y los miembros de un sistema, es básico para comprender el comportamiento de las personas, y no es que no se tomen en cuenta las características individuales, sino que no se podrá dejar de lado el sistema o sistemas en los que la persona se está comportando de cierta manera.
Desde este enfoque, una persona se comporta de cierta manera, porque todos los miembros del sistema plantean las condiciones para que se pueda comportar así, de tal manera que cada una de las partes está relacionada con las otras y, por lo tanto, un cambio en una de ellas provocará un cambio en todas las demás y en el sistema total. De ahí que, como psicoterapeutas de familia y pareja, podamos prescindir de algunos miembros, ya que, al crear un cambio en un miembro, afectará al resto del sistema. Y cuando estamos en psicoterapia individual, no dejamos de ver a los sistemas en los que la persona está inmersa.
Otras premisas que encontraremos en esta perspectiva son las siguientes:
● Cada sistema tiene límites. Si bien interactúa con otros, tiene ciertas reglas y organización que lo hacen autónomo y diferenciarse de otros sistemas.
● Los patrones de comunicación definen la naturaleza de las relaciones. Se identifican tres formas: comunicación verbal, comunicación no verbal y el contexto.
● Cada sistema se regula para “sobrevivir”, para ello hay un equilibrio entre cambio y estabilidad.
● Los sistemas pueden ser abiertos o cerrados. Es decir, interactuar con otros sistemas o no.
● Objetivo y meta. Un sistema tiene una meta, la cual, también influye en la organización, estructura, y la naturaleza de las relaciones con un sistema. Un sistema laboral y uno familiar, tendrán metas distintas y por lo tanto también lo serán sus reglas.
Cabe mencionar que dentro de este enfoque existen varios modelos de intervención (o escuelas) que enriquecen la práctica clínica, las escuelas modernas como las posmodernas, nos dan un bagaje amplio. Entre las principales se encuentran: Modelo de Terapia Breve, Terapia Estratégica, Terapia Estructural, Modelo Centrado en Soluciones, Terapia Narrativa y Terapia Colaborativa.
La familia como sistema
El enfoque sistémico es de las mejores herramientas a utilizar en la terapia familiar y que, de hecho, ahí tuvo sus orígenes, sin embargo, también se utiliza en terapia pareja e individual. Es una gran aportación a la psicoterapia y que aún cuando se utilicen otros enfoques, el tener una mirada sistémica, tendrá beneficios muy grandes. Por ejemplo, en el trabajo con infantes, se podrá entender la gran importancia que tendrá el involucramiento de otros miembros de la familia (los padres y las madres principalmente) para el logro de los cambios.
La familia como sistema abierto forma parte de otros sistemas más grandes, como una comunidad, una ciudad, y a su vez, ésta tiene subsistemas, es decir, dentro de la familia, coexisten otros sistemas más pequeños. A través de estos subsistemas, la familia cumple sus funciones.
Los subsistemas básicos de la familia son: subsistema conyugal (pareja); subsistema parental (padre y madre); subsistema fraternal (las y los hermanos); subsistema filial (hijos e hijas); y por supuesto, el subsistema individual. Cada uno de estos subsistemas interactúan entre sí y cumplen una función específica. Por ejemplo, el subsistema parental es el de proteger a las y los hijos, el fraternal es el de desarrollar habilidades de colaboración y socialización.
Los subsistemas pueden variar de familia en familia y pueden o no coincidir los miembros, por ejemplo, los padres, no necesariamente serán pareja, habrá familias con solo un padre, o con un solo hijo o hija, etc. ¡Hay una gran diversidad de familias!
Será relevante para la salud emocional de la familia, que haya límites claros en cada subsistema, de tal manera que cada miembro de la familia sepa a qué subsistema pertenece y cuál será su función. Por ejemplo, un hijo o hija menor de edad, deberá tener claro que su función es la de “cumplir” con responsabilidades en la casa, seguir ciertas reglas, etc. y no, la de proteger a su padre.
Desde este enfoque, conoceremos las formas de relacionarse de la familia y comunicarse, las cuales no sólo observaremos para valorar si se cambian, también para reconocer aquellas que son valiosas para la familia y que le están permitiendo funcionar.
Como un sistema vivo, la familia tiene un ciclo, un proceso de vida que como ser humano, cruza por diversas etapas, que representarán un cambio y un reto para la familia y su adaptación, ya que exigirá nuevas formas de relacionarse y nuevos objetivos. Una familia con un bebé recién nacido tendrá retos diferentes a los de una familia con un o una adolescente.
Desde este enfoque, vemos a la familia como un sistema en donde cada miembro tiene su propia identidad y experiencia, pero a su vez están incluidos e influidos por la interacción entre ellos. El observar a la familia y al individuo como parte de un todo son esenciales en la psicoterapia sistémica.
A modo de conclusión
En la psicoterapia sistémica, nuestros consultantes pueden ser una familia, una pareja o un individuo, pues cada uno representa un sistema vivo, sistemas que están interconectados con otros, interactuando y relacionándose y, por lo tanto, en constante cambio.
Una mirada sistémica en psicoterapia implica iluminar procesos de constante intercambio de información, de significados, de historias construyéndose a través del tiempo, en donde no sólo hay problemas, también hay soluciones, fortalezas, recursos, y la tarea del psicoterapeuta, no solo será observarlas, será importante hacerlas ver a las y los consultantes y utilizarlas para construir los cambios, que le permitirán afrontar situaciones presentes y futuras. Es una psicoterapia que no ocurre a largo plazo, sin embargo, es profunda y eficaz.
En la psicoterapia sistémica, los procesos son recursivos y no lineales, ni excluyentes, lo que quiere decir que podremos incorporar de manera “armónica” todas aquellas técnicas que favorecen al cambio.
El ubicarnos en un mundo conformado por una red de interacciones y con muchas posibilidades de construir, nos abre un abanico de alternativas, no sólo en las formas de trabajo en psicoterapia, también en los procesos en la vida cotidiana.
Referencias:
● Becvar, R. (1982). Systems Theory and Family Therapy. University Press of America.
● Bertalanffy, L. Von (1987). La Teoría General de los Sistemas. Fondo de cultura Económica.
● Keeney, B. (1983). Estética del Cambio. Paidós.
● Pubil, M. J. (2018) Herramientas de Terapia Familiar. Técnicas Narrativo – Experienciales para un enfoque sistémico integrador. Paidós.
● Watzlawick, P., Beavin, J., Jackson, D. (1967). Teoría de la Comunicación Humana. Herder.
● Zevallos, R. (1993). El enfoque sistémico en terapia familiar. Psicología Vol. Xl No. 2